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capaz la condición del hombre. Cierto que el proceso intencional de nuestra época hacia el bienestar tiene como meta la felicidad y la integración del hombre. Ocurre que se ponderan y planifican los instrumentos de toda clase para el logro de los bienes de consumo y de técnica que satisfagan las necesidades, convenien– cias y gustos. Ocurre también que, si uno se encuentra con una persona in– teresada, aficionada y «promocionada» con devoto enamoramiento, y a la vez, no rehuye ningún deber ni compromiso, aunque no siempre logre lo ideal, esta persona se nos tiene que ofrecer como muy bien dotada para la felicidad y para llenar el sentido de su vida. Esto es la verdadera devoción, origen e impulso de admiración, de entrega, de gozo para cualquiera que la posea. La devoción religiosa está, respecto a la felicidad religiosa, en relación similar a la que están con la plenitud del espíritu, el arte, las ex– quisiteces de la cultura, el enamoramiento y la fruición. La devoción y las devociones son requeridas en Estados Unidos tam– bién por los protestantes de ahora, aunque obviamente con matices diferentes. La escritora americana Amy Holding publicó un librito, leve e inspirativo, con este título, aproximadamente traducido «Un poco de devoción, ¡por favor!». Sus fuentes son dos: la Biblia y la poesía. Habría que añadir otra, muy americana, sintomática de su espiritualidad. Es «la calle». Sí, la calle, sus hogares, el piso de cualquiera, algo así como «casos y cosas de las casas», sus tiendas, sus cafeterías, sus medios de transporte, sus oficinas y sus iglesias. Todo ello bajo una mirada y una vida interior benevolentes hacia las baratas inmediateces de la vida. Al revisarse los an– tiguos métodos de oración, de meditación y contemplación, se han divulgado las plegarias sumarias para todos los momentos, lugares y situa– ciones anímicas. Ese es un buen camino para recuperarse y vivir en la devoción, la cual no es solamente una práctica transitoria, sino más bien un estado integral del hombre. Espiguemos cinco temas y sugerencias del mencionado libro en el que la anciana escritora reclama la devoción como una limosna de amor y de alegría. El primer tema es «la Biblia»: «La Biblia está llena de promesas para aquellos que adoptan el punto de vista de seguir a Cristo. Quien tiene ese punto de vista sobrepasa la paz y el entendimiento». Forman el segundo tema nuestros «pasos». «Según los Salmos Tú, Señor, numeras mis pasos ... » En tercer lugar, nos situamos ante nuestro propio corazón. «Dios tiene una escala especial y secreta hacia el corazón del hombre. Hay que tener limpia y no resbaladiza esa escalera». El cuarto tema, doble, se sitúa en una cafetería y en un supermercado. En «la cafetería». 564

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