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Y ¿del Romanismo Católico Español, Ibérico?. En primer lugar la percepción norteamericana lo incluye en el favor hacia lo mediterráneo, especialmente el italiano e inclusive el africano. Aspecto tan complejo como el del iberismo es puesto de relieve en sus aspectos positivos y diferenciales cuando escriben y hablan de «el Cristo Ibérico)); que por cierto es el título de la composición coral con orquesta que no ha mucho estrenó el Orfeón de Pamplona, del autor navarro Pascual Aldave. Las gentes yanquis, simplificando, como ocurre siempre que se sintetiza lo remoto, entienden vagamente por ibérico, lo español: España, con la variante significativa de Portugal. Idea muy personal de Unamuno es proponer que los «latinos» se llamen «católicos». Los pueblos hispanoamericanos, lo mismo que España, y en general los que llamamos latinos, debiendo llamarlos católicos, no salen de la Iglesia sino para ir a caer en eso que se llama librepensamiento, y que es una actitud intelectualista en que yace inerte el fondo de la más alta espiritualidad. «Aún ateos, siguen siendo católicos». MISION PARALELA HISPANOANGLOSAJONA De momento es de notar un cierto paralelismo, no suficientemente re– saltado por pensadores peninsulares, y que los escritores e investigadores norteamericanos si lo hacen, entre el cristianismo británico, anglosajón, y el cristianismo católico ibérico. Es un paralelismo de misión, que las más de las veces, por no decir siempre, ocurrió conflictivamente en sus quehaceres históricos. He aquí en resumen este paralelismo. Si España recibió en el siglo XVI una visión religiosa, en parte incomprendida y nunca lograda del todo, la religión británica americana ha tendido progresivamente a secularizar la visión espiritual que el mismo siglo XVI transmitió al orbe evangélico. Muchas figuras de evangelistas y misioneros, cada uno de ellos llevando el nombre de Cristo y encarnando los ideales de sus varios grupos de seguidores, laboran por fijar armoniosamente el lugar de Cristo Unico. Pero hay una realidad común entre las religiosidades del mundo ibérico y del mundo anglosajón: conocer y difundir a Cristo, conocerle en Vida y Pensamiento: a El, en Dios; y a Dios, en El. Las consecuencias de la recíproca admisión de este paralismo misional entre cristiandades sajones e ibéricas afloran y operan beneficiosamente en los actuales afanes de unidad ecuménica. 546

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