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confirmando las orientaciones del Vaticano II, no solo como ensueño sino también como jaculatoria incentiva y fraterna. Hay mucho de oración y buena voluntad en esa hermosa palabra cordialmente esotérica: ¡Latinoamérica! MATICES RELIGIOSOS AMERICANOS La evidente emotividad que hay en el fondo de toda relación religiosa entre las gentes de Estados Unidos y las del Sur americano no se quedan en plegaria y buenos deseos. Se clarifica y se actúa en ideas, criterios y pro– gramas de conducta y acción. Así lo demuestran al menos los mencionados misioneros de Maryknoll, trabajadores entusiastas en países del Sur del con– tinente. Se planteaban esta cuestión, de valor estratégico y a modo de revisión de vida: ¿Deberíamos los miembros del Maryknoll llegar a un nuevo entendimiento de nuestros obligaciones de exponer al pueblo de los Estados Unidos y a su Gobierno la política correspondiente y la injusticias alegadas que alcanzan al Tercer Mundo? Dejemos de momento eso del Tercer Mundo, concepto éste que persiste en estudio y es discutido y hasta rechazado por países suramericanos. Reparemos gustosos en el ánimo de información, de inteligencia, de leal esfuerzo y de seria simpatía que inspiran las nuevas tácticas por una y por otra parte. No dejan de existir matices y diferencias vivaces entre espiritualidad católica del Norte y espiritualidad católica del Sur en este Hemisferio. Y habría que repetir el elogio respetuoso de que ¡viva la diferencia!, la cual nos da precisamente la oportunidad de evitar tanto el confusionismo, como la preferencia absoluta, desde el respectivo punto de vista. Una de las cosas que admiran nuestros hermanos ecuménicos del mundo es, de un lado, la unidad doctrinal católica, y, del otro, el pluralismo vivencial del complejo de las regiones del globo. Esta simultaneidad les asombra tanto corno les desconcierta. Mencionemos algunas diferencias, más bien, matices entre estas espiritualidades, ambas americanas y que pudiéramos llamar, acaso mejor, anglosajona y latina. El nombrar una cualidad para una de las partes supone, muchas veces, solo un cierto grado de predominio, que sugiere, de inmediato, la prevalencia de otra cualidad en la otra parte. La misma im– precisión de límites de margen para la matización y para pulsar con tiento las generalizaciones. Cuando los rectores católicos norteamericanos ven las manifestaciones religiosas de los latinos, por ejemplo, por las Navidades y Semana Santa, y contemplan la concurrencia a los Sacramentos de Confesión y de Com- 516
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