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miento y la educación de nuevos hijos para la salvación cris– tiana. En el contexto general de las iglesias judea-cristianas, el hecho innegable es que esta mujer de Nazaret, que dio a luz a Cristo y convivió la realidad de Cristo a lo largo de su estancia para siempre con los hombres, es un impor– tante valor de la unidad ecuméncia para las fes judías, evangélicas y católicas, por ser ella también católica, evangélica y judía. ACCION MISIONERA INTERAMERICANA Sabido es que los ministros y pastores norteamericanos de todas las confesiones, en pleno ecumenismo, mantienen misiones en zonas latinoamericanas. No solamente los protestantes, evangelistas y ortodoxos, sino también los judios, los mahometanos, los hindúes y, por supuesto, los católicos: religiosos, sacerdotes, religiosas y laicos. La decisión, la aplicación de todos los recursos humanos y económicos para la promoción integral de los pueblos son características comunes a todos estos adelan– tados. Por parte de la Iglesia Católica de Estados Unidos, de sus Ordenes y Congregaciones e Institutos, hay que añadir el interés por el estudio y el en– frentamiento leal con los temas más calientes en el orbe religioso. El cristianismo yanqui, igual que sus movimientos espiritualistas y sus idearios democráticos y sus modos de vida, al hacerse apostólicos y mi– sioneros en mayor o menor grado, lleva esta su problemática ecumenista a los medios y gentes sobre los que van a actuar. Además encuentra allí cues– tiones inmediatas que tiene que encarar y resolver práctica y planificadamente según su estilo. Latinoamérica sigue siendo campo predilecto de atención y de aprovisionamiento de propagandistas y mi– sioneros. Ardua e incitante empresa que simultanea diferencias necesarias y a la vez coincidencias imprescindibles para la unidad ecuménica. En asamblea habida en Washington, organizada por el Programa Católico Interamericano, se habían de tratar temas como: «los movimientos de liberación en América Latina,» «límites entre la Teología de la Revolución y la Teología de la Liberación» y otros asuntos tan riesgosos como «el cambio y la subversión de un orden temporal injusto y de institu– ciones jurídicas injustas en una responsabilidad cristiana.» En suma: los derechos humanos y sus sangrantes anécdotas. Había, sin embargo, que salvar la posición de su Santidad Pablo VI, cuando critica «a la Teología de la Revolución, porque interpreta a Cristo como elemento radical, subver– sivo del orden temporal y de las instituciones jurídicas.» Sirva de muestra la actitud de los propiamente «misioneros,» que suelen estar en la vanguardia y en ápices y raíces más delicados de los pueblos. En este caso, los religiosos de la congregación misionera norteamericanan de Maryknoll trabajan en Latinoamérica. Un sentido 48

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