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volar, y dijo: «Señor, Tú los creaste». Y el poeta reza: -¡Oh Jesucristo, que fuiste Niño, bendice mis manos y mis ojos! ETICA DE LAS PELICULAS Según el programa, el tema era: «¿Qué puede hacer la Iglesia Católica para proteger a sus miembros de las pelicular obscenas?» Tomaban parte en la discusión -más bien exposición de actitudes- el P. Agnellus Andrew, Director del Centro Católico de Radio y Televisión, en Gran Bretaña; Monseñor Phillip M. Hannan, Arzobispo de Nueva Orleans, Monseñor Charles E. Really, Director ejecutivo de la Oficina Católica Nacional de Radio y Televisión, en Estados Unidos, y otros personajes expertos. La reunión tenia lugar en la Universidad de Loyola, que en Nueva Orleans Louisiana, regentan los Padres Jesuitas. La primera cuestión surgió del mismo enunciado del tema: ¿Qué puede hacer la Iglesia Católica para proteger a sus miembros de las películas obscenas? Hay interrogantes previos: ¿Hasta qué punto debe hacer algo? ¿Cuál es la táctica a seguir más eficaz y prudente? ¿No convendría más asumir y fomentar una actitud «positiva» ante el valor total de la película de cuya conciencia se seguiría un criterio individual de convencimiento y decisión? En todo caso: ¿cuáles son las situaciones y los riesgos de los que deben ser protegidos los miembros de la Iglesia Católica Romana, como tales? De pronto la atención práctica derivó hacia el caso genérico de la Oficina Católica Internacional de Cine, que cada año escoge la producción que le parece más apta para promover «los valores espirituales». Por ejemplo, en aquel año designó la película italiana «Teorema», y la norteamericana «Midnight Cowboy», las cuales, por razones obvias, con el decoro y la licitud del tema sexual, por lo cual la Oficina Internacional, fue reconvenida por la crítica allegada al Vaticano. Hay pues, muchos caminos de orientación y de procedimientos para madurar la formación de conciencia en los fieles: códigos, calificaciones por letras, colores o números, maneras de incrementar y fortalecer las convic– ciones, vigorizar la fe y las buenas costumbres, afinar la inteligencia y la sensilibidad, el buen gusto, el arte y dignidad: todo ello en relación con el medio ambiente y la diferenciación de tiempos, lugares y cultura. En la reunión, aceptados estos principios, por eso mismo que con unanimidad, no del todo conclusivos y satisfactorios, el Azobispo quiso hacer constar una observación: Los rectores de la comunidad hemos de comprobar que no es raro el caso de que ciertas actitudes, escenas, palabras e inten- 471

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