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A pesar del abismo generacional, de que tanto se nos habla ahora, yo siempre acepté cuanto mi padre decía, porque es mi padre, y adoro en él. Ahora me confirmo en eso mismo, pero por mi propia convicción y observación del mundo. Creo que esto es lo bueno. Y no dejo de reconocer que hay que ir con el tiempo. Aunque tengo diecinueve años, soy «de los viejos buenos tiempos de ahora», y una vez que me registre para votar, lo voy a hacer por el más conservador de los candidatos. Yo sigo orgulloso de mi país, y me resisto a aceptar lo que tantos de mis compañeros admiten: que Estados Unidos va para abajo. La historia de todos los imperios, como Roma. El otro compañero vuelve a sus impresiones religiosas: Lo que más me ha gustado ha sido andar por los pueblos de Castilla la Vieja y de La Mancha. Ver y oir a la gente, aunque apenas nos entendíamos --¡cuánto vale el gesto!-, y alternar con las personas alrededor de la fuente de la plaza, y saber sus opiniones y cómo viven. Me ha gustado la frase que leí en la ven– tanilla trasera de un automóvil, dicen que en andaluz: «¡To'er mundo e güeno! ». De acuerdo. La iglesia de estos pueblos suele ser inmensa y bellísima. A veces el pueblo, desde la carretera, parece una línea a ras de tierra o un pequeño montículo de casas, eras y viñas, y el edificio de la iglesia se levanta tan grande como todo el pueblo. Se comprende que este joven pensador sea el que escribe el diario de viaje. El otro guarda los haberes en el bolsillo, apretadísimo, de su pantalón tejano, y los administra de suerte que los gastos diarios no pasen de cinco dólares. Luego, ambos, de alguna manera, rezan antes de meterse en sus sacos de dormir, sobre la meseta castellana. ASIGNA TURA: DIOS Es de notar la prevención con que frecuentemente se ha encontrado la Religión en la enseñanza moderna, incluso en medios oficialmente católicos, para constituirse en asignatura. No así en Estados Unidos. En los ambientes de expresión y cultura, como el arte, la literatura, las letras y la filosofía, las ciencias del hombre y del espíritu, lo divino es aceptado y re– querido, al menos por minorías importantes y juventudes inquietas, y se va transfiriendo a los medios de comunicacino social, ahora ya con más rostro universitario y académico. La obligatoriedad relativa de la religión como asignatura puntuable, el supuesto condicionamiento previo de confe– sionalidad, su índole formalista y calificatoria, además de otras importantes 449

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