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título de «El progreso de la cultura», está íntimamente unido, en nuestra civilización con el uso que se haga de los medios de comunicación social durante el tiempo libre». Sexto: La libertad de expresión. «La Iglesia de nuestros días parece conceder más respeto y confianza a esta libertad de expresión (Cf. «Inter Mirífica, n. 12). Antes, lo primero que la Iglesia exigía de las autoridades civiles, era la prohibición de todo abuso de la libertad de prensa: ahora recuerda que «su deber es defender y tutelar la verdadera y justa libertad de información que es imprescindible para que la sociedad moderna pueda progresar, sobre todo en el terreno de la prensa». (Sacramentum Mundi, vol. l pag. 819). Séptimo: El mensaje de cada medio de comunicación social. «Los medios de comunicación social se distinguen entre sí, en su técnica, en su historia, en sus estructuras jurídicas y económicas, en sus leyes, en sus fun– ciones sociales, en su aplicación, etc. Por esto, el mismo medio utilizado aparece como un «mensaje», en cuanto que pone al descubierto las diversas facultades del hombre, y de esta forma, nos presenta en sí misma la realidad bajo una luz completamente nueva». Octavo: El anuncio del Evangelio de Cristo y su problema. «Si bien es verdad que se deben emplear los medios de comunicación social para anun– ciar el Evangelio de Cristo y que «los hijos de la Iglesia han de utilizar los in– strumentos de la comunicación social sin la menor dilación y con el máximo empeño en las múltiples obras de apostolado, tal como lo exigen las realidades y las circunstancias del tiempo y del lugar, sin embargo, estos medios presentan a la Iglesia un problema más grave aún que el de su aplicación, por muy normal y provechosa que puede ser ésta a saber: que la Iglesia tiene ante sí una sociedad y unos hombres que llevan el cuño de la comunicación moderna y se encuentran en una transformación continua, precisamente a causa de estos medios de comunicación social». En esta actitud final se podrían resumir cuantas cautelas, prevencions y medidas de prudencia se habrán de tomar ante la irrupción de los medios sociales de comunicación, incluido en este aspecto especialmente el turismo. Porque el desafío de los medios de comunicación social a la espiritualidad cristiana sigue existiendo en su doble forma, de tentación y de renuncia. En una reciente ceremonia y acto social de bendecir un local destinado a agen– cia de viajes, una joven periodista, preguntó al sacerdote oficiante: ¿Por qué ha bendecido usted esta oficina de turismo? Porque es bueno siempre bendecir y pedir a Dios que las cosas buenas y bellas sean cada vez mejores. UN PAR DE JOVENES TURISTAS YANQUIS Los pueblos y ciudade~, de España tanto del interior como de las 447
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