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una hora por semana no llena las urgencias actuales del mundo y del Evangelio, y además porque acaso no respondan adecuadamente a la recep– tividad que los mismos medios de comunicación han provocado. Desde luego la Misa, la Eucaristía debe continuar siendo el centro del culto como experiencia vital del católico. Pero queda todavía el inagotable mundo de los contactos vivificantes de la Fe. Para perfeccionar estos contactos, se estudió la creación de una agencia de difusión y coordinación que presente unidad de técnica, de criterios y de objetivos bien planeados. Reconocen estos Obispos y aceptan que la voz de su pueblo y las presiones públicas que les llegan de la situación comunitaria, junto con sus propias convicciones robustecidas en su ejercicio pastoral, constituyen las fuerzas que los vienen impulsando a esta más intensa participación e inmersión en los medios de comunicación social. El Obispo Salatka observaba: -Hasta hace poco la gente quería que el Obispo fuera delante en la procesión o cerrándola solemnemente al final. Hoy el pueblo quiere participar y sentirse solidario con su Pastor. Tarea nada fácil para ellos, pues al enfrentarse con tales medios com– prueban inmediatamente que tienen que modificar pasados procedimientos de apostolado, modificaciones impuestas por la naturaleza misma de tales medios, por el estado del ambiente actual y por las condiciones sociales y personales que esos medios van creando y modelando en la comunidad. Se volvió a recordar por un obispo que la Iglesia no es una democracia en su gobierno jerárquico; pero sus principios evangélicos crean las condiciones propicias para la más sana libertad y las mejores posibilidades de justicia y amor. Por eso mismo, la jerarquía, los obispos, han de vencer dificultades al encontrarse en el mundo abierto que les impele a manifestarse ante un pueblo nuevo. Por ejemplo: los Obispos no están aún muy acostumbrados a ser interpelados en público acerca de sus decisiones, a contrastar pareceres o sencillamente, dialogar con los representantes de la prensa, radio y televisión, representantes y profesionales no raras veces astutos y con segun– das intenciones. La manera de comportarse y reaccionar ante tales asaltos maniobrados por profesionales y ante el enfrentamiento cara al público determinará el éxito de la utilización del diálogo por los ministros de la Ig– lesia. OBISPOS ANTE LOS MONITORES DE TV Entre los medios de comunicación social, la televisión fue el instrumen– to preferido por el estudio de los Obispos católicos norteamericanos a que venimos refiriéndonos. La televisión está llegando a ser la imagen y sonido de nuestro universo. No es extraño que estos prelados con valor y sencillez 431

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