BCCCAP00000000000000000000550
Precisamente, en estos conceptos de lo «inspiracional» y lo espiritual podernos aceptar la función inspirativa, informadora y estimulante que están llamados a ejercer los medios de comunicación social, que se encuen– tran sumariamente en la televisión. La expresión y la difusión de la vida dogmática, litúrgica y moral, el arte y el folclore, la imaginación soñadora y la ciencia ficción, las realidades, complejas y menudas de la actual visión predominantemente psicológica y sociológica, que se impone, de la espiritualidad cristiana, son dimensiones que requieren espíritu, inspiración y técnica a cualquiera que actúe en la televisión. ¡Cuántos misterios se hacen obvios en el ambiente religioso, físico y poético de los medios de comunicación social! Es en realidad la evidencia del espíritu. Ante nuestra radio o nuestro televisor la lejanía que se nos aproxima es tanto un alarde técnico corno un hecho espiritual. Así lo ex– presa la Iglesia al bendecir uno de esos medios de telecomunicación, hoy ya antiguo, el telégrafo: «Oh Dios, que andas sobre las plumas del viento y eres único en hacer maravillas, concédonos, ya que por medio de la energía proporcionada a este metal con un golpe fulmíneo más rápidamente traes aquí las cosas ausentes, y llevas allá las cosas presentes, así nosotros, adiestrados con los nuevos inventos, con la protección de tu gracia, podamos con mayor pron– titud y facilidad llegar a Ti». Hemos de ver con la mayor complacencia que el episcopado, por su parte, se alerte para prestigiar aún más la gracia, los valores y el uso de los medios de comunicación social, y que por la suya, los responsables in– mediatos de la Información cuiden su libertad y su responsabilidad. EL HECHO DIVERSO TEOLOGICO En algún grado siempre ha existido el terna religioso corno núcleo dramático o lírico, además de en la literatura, en el cine y en los demás medios audiovisuales, y presentado corno conflicto sentimental, intelectual y ético. El sucedido religioso lo podernos considerar como «hecho diverso» entre los varios aconteceres de la vida y que se relaciona con Dios por las creencias y la moral que exhiben. La diferencia que ha surgido después del Concilio y con el ecurnenisrno, tanto en la literatura corno en el cine, es la carencia de agonía y de polémica religiosas, las cuales han sido suplantadas por la objetividad indiferente, el eclecticismo y la no ponderación de la actitud moral y creyente ante los hechos relatados. Basta aducir dos ejemplos. Uno del cine antiguo, «Lo que el viento se llevó». En él, Escarlata O'Hara, reacciona llena de remordimientos católico-irlandeses al verse en el espejo, enervada por su terror de ir al infierno. En la moderna «Historia de Amor», Oliver, el novio, descreído, pregunta a ella, Jenny, en el mismo «pecado» al tocar la crucecita que pende del cuello de ella, qué tendría que riecir su cura acerca 418
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz