BCCCAP00000000000000000000550
-Jesus mío, ¿cómo he podido vivir sin Tí? ... Pero ... ¿he vivido alguna vez sin Tí? Yo digo con el Cantar de los Cantares: «Yo duermo, más mi corazón vela». Aún cuando yo dormía, mi co– razón estaba despierto. Apenas oí tu «¡Sígueme!». Te he seguido. No he vacilado. Te sigo. Te seguiré siempre. Ahora y en la hora de la muerte. ¡El momento de la segunda comunión! Muy pocos los orantes. Yo estoy allí de rodillas. En espera. El corazón palpita aceleradamente. Miro la cruz dorada sobre fon– do dorado. ¡Dulce misterio! ¡Cuánta verdad! Una luz suave esclarece el alma. Una luz cándida, blanca se enciende en el cora– zón. Es distinta de todas las otras luces que yo he conocido. Ninguna la ve. Yo la veo. Yo la siento. Estoy alegre con una alegría inefable. Mi alma era una morada modesta. Paredes blancas. Una mesa sencilla cubierta de blanco lino. Paz serena. Parco el alimento. El Señor vino y dijo: «Moraré entre vosotros». Un prado fresco y suave, cubierto de verde yerba. Jesucrito revestido de blanco. Sobre su cabeza la bóveda celeste. ¡Qué dulce es tu caminar! Lo sé: seré tuyo. ¡Cuánta serenidad en mi alma! Pero ¿cuánto tiempo hace que estoy aquí solo, con Jesús? No lo sé. Pero ¿por qué ha pasado el tiempo? Hay horas que no deberían pasar nunca. ¡Quien sabe si me será dado ver a Jesucrito en la hora de mi muerte, así como lo veo ahora! ¡Podré oirle como ahora le oigo! ¡Qué dulce sería el morir! Espero. Espero ahora y en la hora de la muerte. Un corazón rebosante de amor a Dios, con la visión de Jesucrito ante los ojos, y después ... ¡morir! ¡Oh sublime sueño de mi vida! Ya no tengao nada, y estoy muy contento. Todavía tengo una lágrima que me quema los cansados. Recógela, Señor. Es el don del pobre que Te ofrece lo que todavía es tuyo. Un ara blanca rodeada de flores es mi alma. El Señor baja a ella. Sobre mi cabeza brilla la luz de la caridad divina. Yo soy del Señor. Sea expiadado todo error; ¡bendito todo dolor que me trajo a los pies del Señor! Hasta los recitales judíos -tan en merecida boga- nos brindan sublimes y sencillos mensajes. He aquí uno: MARANATHA «Pide al Cristo de Nazaret que venga a tu corazón, a reinan> «Pues El te está esperando: es más que tú y tu razón ¡Qué grande es amar! 353
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz