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-Si para protegerme a mí mismo o a mis compañeros agentes oficiales o a cualquier ciudadano en grave peligro, tengo que matar, lo haré. Como oficial consagrado a defender la ley, no veo que nada ni nadie me prohiba matar en guerra y en propia defensa Me parece a mi que la palabra «matar», prohibición sobre la cual recae el mandamiento, no está bien interpretada por algunos cuando la confunden con «asesinar». El ministro reconoce sin embargo, que su situación se puede prestar a confusiones y equívocos molestos, y desde luego, inexactos. Tanto más cuanto que el FBI no ve con agrado que sus agentes sean iluminados o místicos. Lloyd lleva siete años de agente policial y ha investigado asesinatos, secuestros, raptos, robos, asaltos de bancos y problemas de seguridad pública. Como tal agente, su principal quehacer es instruir a los aspirantes a defensores de la ley en una academia policial, y enseñarles lo concerniente a las interrelaciones estatales y federales. Puntualiza: El trabajo es duro. No puede uno desprenderse de su arma. Pero no hay más remedio. El policía debe estar siempre preparado para enfrentarse ante cualquier situación. Por lo demás, el ministro Lloyd no es hombre conflictivo, ni se siente perturbado por problemas de conciencia en sus profesiones. Como ministro bautista no tiene demasiado que hacer, después de la preparación oportuna en cursos correspondientes a sus labores espirituales. Fue nombrado Ministro para el Sur en 1965. Ha predicado en Puerto Rico y en diversos puntos de es hombre se describe a si mismo como ciudadano y cristiano que cree en las maneras antiguas. Diariamente tiene su rato de culto doméstico, de adoración y de lectura de la Biblia en privado con su mujer y sus cuatro hijos. Sus deberes de predicador los llena una vez al mes ante su feligresía, y como predicador estrictamente voluntario. En el púlpito se le ve sencillo y fuerte. CASO DE IGLESIA FLUIDA El Reverendo Ralph, ministro de la Iglesia Bautista del West Memorial, en Houston, Tejas, la ciudad espacial, anda metido en la creación de una iglesia ambulante y fluída, que, según él, «supone un nuevo ensayo de la experiencia cristiana». El ministro tiene un rostro, claro, maduro y juvenil, decidido y simplista, como de buen tejano y como las ideas que está poniendo en práctica. Su lema es «transformar» a los otros en las manos de Cristo». El sím- 338
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