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¡Es la Navidad; es la Nochebuena, con sus villancicos y gustosa cena! Voy para el hogar, a mi «dulce hogar» donde están los míos y mi Dios en paz. NAVIDAD REAL Sobre las fantasías de los niños, las anécdotas de los artistas, y más allá de las leyendas civilizadas y devociones de las gentes soñadoras, la actitud yanqui cristiana se ocupa de otros valores navideños propios del vivir americano, como son entre otros los medios de comunicación y de infor– mación. Casi todos ellos adoptan en Navidad aires de meditación alerta profética, universal o nacional. La revista «U .S. News and World Report», tan dada a cuadros estandísticos, platica así en su número de la Navidad del 77. Sírvanos a la vez de mención de los problemas éticos y cristianos que se plantean los yanquis durante los tiempo apacibles navideños: Algún día el espíritu de Navidad significará en los asuntos na– cionales e internacionales mucho más de lo que hoy significa. Algún día habrá paz en la tierra buena voluntad entre los hom– bres. ¿Cuando? ¿Podrá suceder eso mientras los hombres se odien unos a otros, se engañen unos a otros, se envidien unos a otros, se roben unos a otros? ¿Podrá haber esa paz mientras los que se precian de libertad y democracia sean intolerantes con los puntos de vista y apreciaciones de los otros, dentro de la misma comunidad. y de hecho no creen en la libertad de sus semejantes? ¿Podrá haber paz mientras los hombres malignamente distorsionen la verdad para ganar una elección a un cargo público? ¿Podrá haber paz mientras los hombres en países extranjeros esclavicen a sus subordinados poniéndolos en prisión o en camps desolados, le- de sus hogares y familias? ¿Podrá haberla mientras los tiranos nieguen la libertad personal y levanten el cetro del despotismo sobre millones de gente desesperada? ¿Podrá haber paz mientras hombres que profesan la rectitud se rebajan regateos y a negociar el «vivir y dejar una filosofía que abiertamente condona el pecado y cobardemente de sacrificios para ganar el triunfo en favor de una causa justa? ¿Podrá haberla mientras nosotros nos preciamos de moralidad e idealismo y a renglón seguido vendemos nuestras almas con la hipocresía de cada hora? 303