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niño, este Niño es el que nos ejemplariza la inmortalidad de nacer eter– namente. ¡Oh santa noche! Las estrellas lucen asombradas. Es la noche del Nacimiento de nuestro amado Salvador. Por más que el mundo languidezca en el pecado y el error, con solo que El aparezca el alma siente su dignidad. Estremecimiento de esperanza alegra al mundo abrumado: el hecho del rompimiento de un amanecer glorioso. ¡Oh Noche Divina, divina noche! La obscuridad de otras noches alimenta imágenes de cosas y seres que acechan en las sombras. Otros días la obscuridad es signo de desesperanza, de soledad o de ceguera. Pero en esta noche, noche de Navidad, el dulzor de su atardecer nos impregna de un delicioso asombro, casi terror por su ter– nura, y exhalarnos una palabra de alabanza. Esta es la noche santa. De hecho nos invita sencillamente a fijar la atención en una villa, un humilde albergue, donde Dios se deslizó a nuestro mundo. DOGMA Y CRISTAL Resulta que llegó Enrnanuel: Dios está con nosotros, bulto y sombra consistente como nosotros. Ya no hay hombres solos. Por mucho que el hombre se sueñe dios único o racional aislado, Dios ha conquistado nuestra soledad bulliciosa y sensible. Va a experimentar sobresalto y compañía metafísica. Podernos ya desearnos total Navidad: Feliz Navidad y muchos días y noches inefables. Ya de verdad late el corazón de Dios, tuétano de humanidad. Cada uno de nosotros es parte de Dios, bueno y hermoso. Esto es «Merry Christmas!». El tiempo humano necesita ser inmortal. La Navidad es para los niños, corno lo es el Reino de los Cielos. -Nada hay más triste en este mundo -nos recuerda la americana Errna Bornbeck, periodista- que despertarse en la mañana de Navidad y no ser niño. Luego nos menciona los síntomas de no ser ya niño por pérdida de determinadas reacciones, sentimientos y mínimos detalles que forman la Navidad Estadounidense: -No sentir el frío en vuestros pies al correr hacia el árbol que está en la sala. No mostrar ojos rutilantes ante el maravilloso descubrimiento. El no romper cintas arrancándolas de las relu– cientes cajas sin ningún cuidado. ¿Qué ha sucedido cuando hace frío, y buscas el par de zapatillas 283
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