BCCCAP00000000000000000000550

Por eso mismo que esta piedad es auténtica prodigando bendiciones, estas gentes, en gran mayoría, se sienten escandalizadas y convictas de las blasfemias vivas y cruentas de las guerras, de sus propias guerras. Como la anciana madre, 94 años, del periodista James Reston, acaso serenamente deploran y meditan: No nos debemos sorprender lo más mínimo de los horrors del mundo moderno. Si una nación basada en la religión y en la fe, pierde su fe, es natural que se sienta «perdida». Si no aplica en su vida nacional aquellas virtudes que asocia con su religión -humildad, piedad, caridad y el respeto por cada alma humana- es natural que tenga problemas constantemente. Esto es tan cierto como que «tu nariz está en tu cara». Pero ahora, son Témporas. El hálito del Oeste que sigue vibrando sobre USA inspira esta oración indio-americana de Acción de Gracias. Oh Gran Espíritu, cuya voz oigo en el viento y cuyo hálito da vida al mundo, escúchame! Soy pequeño y débil; necesito tu for– taleza y tu sabiduría. Haz que camine en la belleza y que ojos la comtemplen en los atardeceres violeta y rosa. Haz que mis manos reverencien las cosas que tú has hecho y que mis oídos sean agudos para escuchar tu voz. Hazme sabio para que pueda entender las cosas que tú has enseñado a mi pueblo. Haz que aprenda la lección que está escondida en cada hoja y en cada roca. Busco la fortaleza, no para ser más grande que mi her– mano, sino para luchar contra mi mayor enemigo: yo mismo. Haz que esté siempre preparado para llegar a ti con manos lim– pias y la mirada recta. Así cuando la vida se desvanezca, y desvanece la tarde, pueda mi espíritu llegar a ti sin afrenta. (Escuela de la «Nube Roja». Pine Ridge. S.D.). Plegarias como esta se encuentran en los misales parroquiales. PROCLAMACIONES PRESIDENCIALES En sombrío momento de la historia americana, una mujer fue la que urgió al presidente Lincoln a proclamar el Día nacional de Acción de Gracias -Thanksgiving Day-. Las noticias de los frentes de la Guerra Civil no eran demasiado agradables a comienzos del otoño de 1863. A pesar de la victoria de Getysburg, la oportunidad no fue bien aprovechada contra las fuerzas desorganizadas de Lee. Las de la Unión no se encontraban muy boyantes. Cualquier bromista amargado hubiera preguntado a Sarah Josepha Hale qué razones había para dar gracias. Algunos excépticos se rieron de ella. Sin embargo, la señora Hale prosiguió en soledad su campaña en por del Día Nacional de Acción de Gracias hasta hacerla llegar al presidente. La 270

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz