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13 ESPASMOS YANQUIS Paz americana -Augurios de depresión: fantasmas de ida y vuelta - Política y liderazgo norteamericanos de Kissinger -Sesgos del «tigre de papel» -Hegemonía a lo yanqui LA PAZ AMERICANA «Paz, sí, pero ... » Tal era el Cdrtel que muchos coches llevaban en su ventanilla trasera. A pesar dd «pero» la reacción fue tranquila, aunque el alivio resultó ansioso por las declaraciones de los prisioneros, por lo precario de la paz, por la pena a causa de los miles de muertos que no podrían reclamar victoria en su heroísmo, bastante desapercibido y hasta discutido en aquella paz recelosa -todo hay que decirlo- porque, por primera vez, no era victoria rotunda. Los muchos «peros» de esa paz y del país se venían mostrando en los últimos meses. Forman larga y conocida lista: escándalo Watergate, sor– dideces de la administración, maquiavelismo y gansterismo políticos con las supuestas razones de Estado, contubernios internacionales utilitarios, bom– bardeos clandestinos, negados, aceptados posteriormente y reparados de alguna manera, atrocidades bélicas. En suma: contrafiguras en el rostro y en el alma de esta parte de la humanidad, la norteamericana, que sugieren el pecado original, el pecado del mundo, deterioro de la naturaleza del hom– bre. No digamos mayor o menor que en otras agrupaciones sociales, pero que aquí, en Estados Unidos, se ofrece más procaz, por eso de que son con– siderados moderno prototipo del Occidente. Por entonces, a lo ancho y a lo largo de la nación, sonaban la cam– panas. No eran pocos los que tomaban parte en los actos del culto de acción de gracias, por el final en Vietnam. En las calles, sin embargo, no hubo estrepitosos alardes ni el movimiento general del tráfico, ni vivacidad especial de las gentes, ni desfiles clamorosos, salvo los oficiales de recepción en los puestos militarmente encuadrados para recibir a las fuerzas. Aún en los templos la concurrencia era poco más nutrida que en sábado y domingo. 245