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realmente el nombre de libertad, las libertades políticas y económicas. Como impresión genérica, se podría decir que el pensamiento religioso y a la vez nacional de los Estados Unidos no está demasiado enardecido ante el supuesto contubernio de lo cristiano con lo marxista. Lo encaja como im– probable y obviamente inadmisible. Lo ignoran o lo eluden. Entre otras razones por ésta: se consideran y se saben una civilización cristiana, social, al día y en frontera futurista. Mas claramente: confían en el fermento evangélico como dinámica eficiente en el individuo y en la sociedad. Esta es la actitud más representativa de la orto praxis yanqui cris– tiana, es decir, del pensar y vivir en la comunidad multiforme norteamericana, tal como se la contempla en la calle, en el templo, en el hogar y a través, más abundosamente que en cualquier otra parte del mun– do, en sus medios de comunicación de masas. Por ello el entender y el ex– perimentar yanqui - que son una sola cosa en su vida - no digieren con– fortablemente elucubraciones de la inteligencia teológica europea, dialéc– ticamente bien construidas, acerca de «crisis y muerte» de Dios y de Jesús. Tal como la idea de Christian Duquoc, catedrático de Teología Dogmática en la Facultad de Lyon. En una de sus conferencias en Madrid, 1978, en su tema «El Dios de Jesús y la crisis de Dios, en nuestro tiempo», expuso que: dicha crisis conjuga dos corrientes: la procedente de nuestra civilización técnico-científica, y la que proviene del mesianismo de Jesús, como Hijo del Hombre que destrona al Dios abstracto. Esta última adquiere en la actualidad su verdadera dimensión y se traduce popularmente en un desinterés hacia Dios, quien no desempeña ninguna función social y cuyo dominio es así sustituido por la figura de JESUS. Es un punto de vista que levanta perspectivas profundas, erizadas de salvedades surrealistas. El mismo Duquoc, después de confirmar que «el Dios que anuncia Jesús es el de la liberación del hombre», añade una aven– turada utopía hacia el denunciado marxismo: Cristo es el Mesías que lucha por lograr la Ciudad Fraternal y cuyo mensaje persistirá, en una eternidad histórica, a través de los siglos, hasta que se realice en una sociedad comunista. E incluye una especial referencia al Dios teísta, de la razón, cada vez más lejano e invisible, hasta llegar a 194 «Dios hipótesis inútil». Esto justificó la rebeldía del hombre, necesaria para crear su autonomía, que terminó por darnos una imagen de Dios abstracta y remota.
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