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tienen que enfrentarse en el campo religiosos de las conductas con el auge de las drogas, los crímenes rituales, el racismo, la brecha generacional y el radicalismo insurgente de sus juventudes. Al mismo signo, más concretamente moral y como ejemplo, pertenece el dilema, remordimiento y desencanto, que se llama Vietnam. Si, como escribió M. Blanco Tobío, el proceso de Vietnam es «una de las guerras más acongojantes para la conciencia humana,» hay que haber contemplado de cerca la inquietudes americanas religiosas para calibrar su dramatismo espiritual. Sin embargo, a pesar de estos y de otros muchos dilemas, que acaso se conviertan en alternativas, hay que conceder al pueblo norteamericano un margen muy esperanzado de reafirmación, de reconciliación consigo mismo y de apertura hacia más altos logros, no sólo en virtud de lo que algunos llaman «su revolución permanente,>> sino por el vigor dúctil y profético de sus constituciones y por la calidad de su alma, firme y libre, que termina im– poniéndose Sería frívolo calificar de fanfarronería las palabras de Anne Marrow Lindberg: Hemos sido una nación que miró siempre adelante hacia nuevos ideales; una nación que prendió su fe más en los sueños que en los recuerdos. Seguramente, entre todas las naciones del mundo se puede cantar de nosotros: Somos los hacedores de la música y somos los soñadores de los sueños. EL FUTURO ES ANTES EN USA Es pensamiento ascético el rememorar que nuestra eternidad, nuestro futuro ya empezó. Ahora, aquí y en esta estamos forjando nuestro porvenir. Esto es verdad respecto a todos los valores: el dinero, la salud, la familia, la sociedad y, por supuesto, la gracia y la gloria de hom– bres y de cristianos. Pero no nos referimos a este sentido de postrimería y estreno que con– curren al final y principio de cada año, sino al futuro inmediato de nuestro acontecer. En tales días suelen dispararse predicciones de magos, de adivinadoras, de astrólogos y demás videntes, que se refieren a sucesos per– sonales y colectivos, casi siempre con caracteres catastróficos. Nos solemos enterar de que los pronósticos fueron hechos luego de que han sucedido las cosas supuestamente anunciadas. No obstante, la curiosidad por la adivinación subsiste y renace siempre. Los Estados Unidos son campo receptivo de adivinaciones, magias y pronósticos porque alberga signos de toda la estirpe humana, por adelantos y trucos de su ciencia ficción, de modo excelso por sus laboratorios y sus 145
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