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por mil causas históricas, entró en el siglo XX sin clase media y sin clase trabajadora organizada. El prolongado gobierno de Franco ha pasado por estas etapas: reconstrucción, comunicaciones, riesgo y poderío industrial. El optimismo y el nacionalismo han agravado el aislamiento de Españ.a. Hay progreso y razonable «velocidad.» Hace sólo diez añ.os era posible ver por la Plaza de Españ.a, de Madrid, rebañ.os de cabras y grupos de niñ.os hambrientos. Pero ahora ... El progresivo caos del tráfico de Madrid ya se acerca al caos de Nueva York y de París. La industria ha crecido. Ac– tualmente el apoyo al gobierno está inclinándose hacia un negativo y frustrado descontento. Este descontento es muy variado y hasta desordenado. Común factor es la inflación, el alza de precios y los bajos salarios. Sus censuras políticas aislan al universitario, incluso católico. Es probable que los comunistas anden de por medio. Los partidos españ.oles socialista y comunista son dirigidos desde fuera. Prensa y radio son banales y conformistas. Factores a favor de la permanencia del actual gobierno: la suerte, la astucia, la falta de alternativa posible, la amplia estrategia americana con su ayuda financiera y la esperanza de que los acontecimien– tos externos le ayudarán más todavía. Un signo de libertad para Españ.a es su participación en los asuntos europeos. Comienza a aumentar sus lazos de unión con el mundo exterior. En conjunto, es de desear que Españ.a entre, sin violencias, en el moderno mundo democrático del cual ha estado separada tanto tiempo. F. Robert Melina, en sus Reflexiones sobre la Iglesia en España, co– mentaba el libro de Antonio Montero, Historia de la persecución religiosa en España, 1936-1939. Cita a Salvador Madariaga: «Nadie de buena fe y con información válida puede negar los horrores de esta persecución ... El solo hecho de ser sacerdote era suficiente mérito para la pena de muerte.>> Elogia los institutos sociales de Monseñ.or Herrera, y, en general, la preocupación social de la Jerarquía eclesiástica. Recoge la anécdota del Padre Botella, recolector de botellas. El pueblo ve, sin embargo, pater– nalismo en esa acción social de la Iglesia; y la confunde con el Estado. La Prensa Católica en Españ.a-e! mensaje de la Iglesia al pueblo-está bien organizada y cuenta aproximadamente con el tercio de todos los periódicos de Españ.a. Esos periódicos tienen que ser, por necesidad, tan monótonos como todos los demás periódicos del país. Sin embargo resultan clarín de justicia social. La Iglesia prepara muy bien sus jerarquías y directivos. Surgen muy buenos cuadros católicos en los diez últimos añ.os . Esto se perfeccionará solamente cuando la censura sea eliminada y el pueblo, den– tro y fuera de Españ.a, comience a entender que la imagen de una «España Católica» en conexión con el régimen es una imagen torcida, equivocada. Y termina: «Si la Iglesia no se desvincula a tiempo del régimen, no podría causar sorpresa que en el futuro las represiones y los errores del régimen faeran puestos en la cuenta de los ministros de Cristo.>> Providencialmente esa desvinculación tuvo lugar. 138
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