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SANTISIMA TRINIDAD DIOS NO ES UN SOLITARIO LECTURAS: DEUTERONOMIO, 4,32-34. 39-40 ROMANOS, 8,14-17 MATEO, 28,16-20 Le preguntaron a un adolescente en París: -¿Tú sabes quién es la Trinidad? - Ande, no lo voy a saber. Eso lo sabe todo el mundo en París; la Trinidad es una estación del metro. No sé si es para reir o llorar, que en un país titu– lado cristiano, un bautizado en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, responda de esa ma– nera sobre la Santísima Trinidad. Quizá sea más triste el que nosotros, sin confun– dirla con una estación del metro, sepamos muy poco sobre la Trinidad. Con eso de que es un misterio lo dejamos para que la Santa t,.,Iadre Iglesia lo estudie y lo explique, si es capaz. Como si cada uno de nosotros no fuese Iglesia. El misterio de la Santísima Trinidad consiste en un Dios único y tres personas distintas. Dicho así, a primera vista, parece absurdo. Y nosotros y la Iglesia, durante milenios no hemos predicado el absurdo. Dejemos las comparaciones -innumerables durante siglos- y digamos simplemente que se trata de pro– clamar que lo que es uno en cierto sentido es triple en 96

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