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ASCENSION DEL SEÑOR EL PATRONO DE LOS ASTRONAUTAS LECTURAS: H. APOSTOLES, 1, 1-11 EFESIOS, 1, 17-23 MARCOS, 16, 15-20 Tal vez ahora, después de los peligrosos viajes de los "'Apolos", los astronautas pensarán en buscarse un patrono para cuando lo imprevisto venga sobre ellos. Bien está la técnica, pero la técnica no suprime la an– gustia, ni puede ahogar la fe. Pienso que el mejor patro– no sería Jesús ascendiendo hacia los cielos. La rampa de lanzamiento fue el Monte de los Olivos. La fuerza impulsora, su propio poder divino. El lugar de aterrizaje, el cielo. Cristo ascendió ante los ojos atónitos de los apóstoles, que no acertaban a sepa– rar sus ojos de las alturas, de aquella nube que les tapó la visión del Señor alejándose de ellos. Pero Cristo no les olvidó. Se fue porque había cumplido su misión y porque su presencia en medio de los discípulos era completa. El fue y se quedó. El poeta castellano, preguntaba: "¿,Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, oscuro con soledad y llanto y Tú, rompiendo el puro aire te vas al inmortal seguro?". 87

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