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DOMINGO CUARTO AMOR SE ESCRIBE CON SANGRE LECTURAS: APOSTOLES: 4, 8-12 1 .• S. JUAN, 3, 1-2 JUAN, 10, 11-18 Sí, el amor se escribe con sangre. El corazón, que es la fuente de la sangre, es también la fuente del amor. El amor que busca el placer únicamente no merece ese nombre sagrado, se llama egoismo. Amor es una palabra sagrada, pero profanada en demasía. Y corre hoy por el mundo mucha moneda falsa que lleva acu– ñada la divina palabra de amor. El auténtico crisol del amor es el dolor. Cuando el fantasma del dolor roza al amor, éste resalta mucho más. Puede llegar ese dolor disfrazado de celos, de ansiedad, de temor, de angustia de perderlo, pero, sobre todo, de sacrificio. Y ese sacrificio puede alcan– zar la cúspide: dar la vida por el ser amado. Cuando alguien ofrece su vida comienza a encarrilarse en el verdadero camino del amor. Por eso la canción de An– tonio Machín decía: "Aunque amores tenga en la vida, que me llenen de felicidad, como el tuyo, madre, jamás". ¿Por qué? Porque la madre es la mujer que nos ha dado la vida con peligro ele la suya. Somos sangre de su sangre. El revés ele la medalla sería la mujer que prefiere que la criatura se deshaga en sangre. Matar así es matar no sólo a una vida, sino al arnor. 78

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