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TODOS LOS SANTOS LOS SANTOS, SI; LOS SANTOS, NO LECTURAS: APOCALIPSIS 7,2-4,9-14 1.• JUAN 3,1-3 MATEO 5,1-12 No cabe duda que nuestra época es un tanto ico– noclasta. Primero fueron unos revolucionarios los que quemaron santos porque eran el símbolo de una fe. Luego, los mismos profesionales de esta fe los han ido retirando de los altares porque se cumplía en parte, aquello del proverbio: "Las ramas no dejaban ver el árbol". Y no hay que andarse por las ramas. Hay que ir al tronco, al corazón de la Iglesia, a Cristo. Algunas veces, la poda ha sido excesiva por lo brusca y tajante. Pero la buena fe y la esperanza de todos es c1ue el árbol vuelva a rebrotar esplendoroso. Con savia fresca que comprenda que hay que ir a Cristo, aunque sea por las escaleras de los santos. Pero "Cristo ayer, hoy y mañana". ¡Siempre Cristo! La Iglesia no quiere con eso negar el culto debido a los santos. Prueba de ello es esta fiesta que celebra– mos con toda solemnidad. No se opone siquiera a que demos el culto debido a las imágenes que no pasan de ser una representación, pero una representación muy signiÍicativa. Pues si levantamos monumentos a los héroes de la luna, mucho más justo es que se lo levan– temos a los héroes del cielo. Y esto es muy digno de 230
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