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asumida. Nosotros también seremos asumidos. He aquí otra verdad t:.m cierta como el de la Asunción de la Virgen. Dejemos a un lado las leyendas y las fantasías. Todo aquello de los Apóstoles que llegaron peregri– nando de las diversas partes del mundo - ¡Santiago desde España! - para asistir a los funerales de la Virgen, y al tercer día se encontraron con el sepulcro vado y la Virgen llevada, camino del cielo, por ángeles cantores. Todo muy bello y muy apócrifo. La Verdad es mucho más real: Ella fue asumida, nosotros -si– guiendo sus huellas - seremos asumidos en cuerpo y alma, al fin ele los tiempos, al nuevo Reino de Cristo, que será continuación del establecido por El en las almas. También el Concilio tiene una palabra consola– dora que decimos al respecto y relacionada con la Asunción de la Virgen: "Mientras tanto, la ~faclre de Jesús, de la misma manera que, glorificada ya en los cielos en cuerpo y en alma, es imagen y principio ele la Iglesia que habrá ele tener su cumplimiento en la vida futura, así en la tierra precede con su luz al pere– grínante Pueblo ele Dios, como signo de esperanza cierta y de consuelo hasta que llegue el día del Señor". 229

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