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SANTIAGO SANTIAGO Y ABRE ESPAÑA LECTURAS: 2.ª CORINTIOS 4,7-15 MATEO 20,20-28 Hay algo evidente en el Evangelio: la preferencia manifiesta, sincera y perseverante de Cristo hacia tres ele sus Apóstoles. Hacia Pedro, Santiago y Juan. Uni– carnente a estos tres les permitió pasar con El a la casa de Jairo y asombrarse de la resurrección de la niña de doce años. Sólo ellos le acompafiaron al Tabor y vieron su transfiguración y fueron luego testigos, por contras– de, de su agonía en el huerto de Getsemaní. Pues bien, a cada uno de estos tres Apóstoles, Cristo les entregó -cual muestra de predilección- un don excepcional. A Pedro le entregó la Iglesia. A Juan, su propia ~fadre para que cuidara de e1la. Y a Santia– go, ¿qué? A Santiago le entregó España. El Apóstol Santiago está tan vinculado a España que pudiera llamársele muy bien Santiago de España. Y este título se lo han dado más bien los cristianos que desde allende los Pirineos han peregrinado, siglo tras siglo, a Santiago de Compostela. Por sobre la historia de España ha pasado, galo– pando en su caballo blanco, el santo Apóstol, ayudando a los cristianos españoles a defender su fe y su unidad. Hasta que después de siete siglos de denodada lucha, Espafia quedó purificada en su fe. Es prodigioso que 224

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