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padre con su Hijo. Como nos dice la otra lectura litúr– gica de esta fiesta: "En la fidelidad y en la humildad lo consagró, lo escogió entre todos los hombres". Esta fiesta de San José ha sido escogida también por gran parte del episcopado espaiíol como "Día del Seminario". La razón honda habrá que buscarla en esa vocación única de unos hombres escogidos por Dios. Unos hombres que hoy, por razones o sin razones de una propaganda no siempre de intenciones muy claras, se encuentran en una encrucijada un tanto artificial: Escoger otros caminos o seguir un tanto perplejos un camino lleno de dificultades. Porque dicen los que más conocen del corazón de los hombres, que es algo anti– natural, que va en contra de las raíces mismas -razo– nables, íntimas y personales- de los humanos. Pensemos que, una vez más, "los caminos de Dios no son los caminos de los hombres". Y que en lo hondo, -mucho más hondo de esos fondos psicológicos- se trata de un asunto de bondad, de generosidad y de vocación. Quien llama sabe a quién y para qué. Lo mismo que a José. El puso a prneha a José. La Iglesia pone a prueba a sus elegidos antes ele consagrarlos. Y la Iglesia espera - así lo asegura en los Documentos Conciliares y Sinodales - que los jóvenes ele hoy sepan responder sí. 220

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