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SAN JOSE ENCRUCIJADA PARA UN HOMBRE LECTURAS: 2.° SAMUEL 7,4-5;12-14,16 ROMANOS 4,13,16-18,22 MATEO 1,16,18-21,24 José y María estaban desposados. Lo sabía todo el mundo. Lo que no sahían las gentes era que entre los dos existía un pacto íntimo, libre y mutuo ele no tener jamás contacto marital, pues ambos habían hecho a Dios voto de castidad. El por qué se unieron, a pesar de ello, hay que buscarlo mús por parte de la Virgen que de José. En Israel era mal visto que una mujer marchase sola por la vida. Toda mujer debía estar uni– da a un hombre. La soledad era repudiada. Debía unirse al homhre destinado por ella. Pocos hombres tan destinados por Dios para una mujer como José para María. Sin eluda fueron novios y fue entonces cuando se estudiaron y comprendieron mejor que nadie y se ama– ron con amor ele quilates divinos. Fue entonces cuando sellaron ese pacto mutuo, sin duela sugerido por quien menos se podía esperar, por ella, pues nunca una mujer en Israel quería permanecer infecunda. Por todo ello, la perplejidad de José fue mayor cuando vio en ella signos inconfudihles de maternidad. Nadie se extrafiaha en Nazaret, menos el propio mari. do. Todos veían un misterio natural, amoroso e íntimo 218

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