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DOMINGO TREINTA Y UNO EXAMEN SOBRE EL AMOR LECTURAS: DEUTERONOMIO; 6. 2-6 HEBREOS 7, 23-28 MARCOS 12, 28-34 Resulta que el letrado que le hizo la pregunta a J csús sabía de carretilla la respuesta. Le quiso hacer, por tanto, un público examen sobre sus conocimientos de la Escritura. Pero dio pie para que Cristo insistiese más en esa idea de la caridad como mandamiento {mi– co de dos vertientes: Dios y el Hombre. Nosotros también sabemos de carretilla los man– damientos de Dios. Sabemos muy bien eso del amor a Dios y del amor al prójimo. Para entrar de lleno en c1 Reino de Dios, lo mismo a nosotros que al letrado, nos falta, quizá, un paso más. Nos falta la práctica. Todos sabemos mucho sobre la caridad. ¿Se habla hoy ele otra cosa en el mundo religioso? Cualquier tema de actualidad es caridad disfrazada. La caridad es la gran palabra que se ha puesto de moda aunque sea tan antigua como Dios, porque esencialmente Dios es caridad, según nos recuerda San Juan. Pero creemos haberla descubierto nosotros. Cualquiera de nosotros podría entonar su himno a la caridad. Pero lo grande es cuando llega la práctica: echa– rnos un pie atrás o nos saltamos, en una gran zancada suhlime, todos los prójimos que están a nuestro alrede- 200

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