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DOMINGO VEINTINUEVE LA CRUZ Y LA GLORIA LECTURAS: ISAIAS 53, 10-11 HEBREOS; 4, 14-16 MARCOS; 10, 35-45 Trié:teza debió sentir el I\faestro ante el cuadro que forniaban los dos discípulos, Santiago y Juan, ambos predilectos, pidiéndole los dos primeros puestos en su Heino .. ¿De qué Reino le hablaban? Si no los conociese hondamente tendría que pen– sarse un fracasado. Pues se había <lesgaflitado predi– cando un Heino "que no era ele este mundo". Un Reino muy distinto de como lo imaginaban los judíos, y resul– ta que aquéllos, que incluso sabían de sus confidencias más íntimas, le venían a pedir ahora los primeros pues– tos. Esto haría desalentar a cualquiera que no fuera Jesús. Pero El les siguió la corriente: - "¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el Bautismo con que yo me voy a bautizar?". - "Lo somos". Estaban bien lejos de saber lo que decían. Pero, sin saberlo, acertaron. La sorpresa, en su día, sería mayúscula. Pero Cristo les profetizó: "El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el Bautismo con que yo me voy a bautizar". Eso, fijo. Lo de sentarse a su derecha o a su izquierda era cosa del Padre y, al parecer, esos asientos estaban ya reservados. 195
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