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Cristo debe tener una fórmula mágica para que ellos -que también son hijos de Dios y redimidos por El- se salven. ¿Cuál será? Si nos guiamos por la pauta de la palabra de Dios en la Escritura nos damos cuenta que es socorrer con su dinero a los pobres. Lo que Cristo elijo al joven rico lo dice, de una manera o de otra, a todos los ricos. Si de veras quieren seguir a Cristo han de socorrrer a los pobres La Iglesia -tan criticada por todos - no ha clau– dicado en su doctrina al respecto. La "Mater et ma– tra" resume esa trayectoria en las siguientes palabras: "Nada, pues, tiene de extrafio que la Iglesia católica, si1-;uiendo el ejemplo y cumpliendo el mandato de Cristo, haya mantenido constantemente en alto la antorcha de la caridad durante dos milenios, así como la ensefíanza de sus preceptos como con sus ejemplos innumerables; caridad, que uniendo armoniosamente las ensefianzas y la práctica del mutuo amor, realiza de modo admirable el mandato de ese doble dar que compendia por entero la doctrina y la acción social ele la Iglesia". Más o menos, como cristianos que somos, estamos convencidos de ello. Pero, a lo peor, quedamos en el terreno teórico. Por eso la misma Iglesia, en la constitución conciliar "Gaudium et spes", dice: "Hay quienes profesan amplias y generosas opiniones, pero en realidad viw~n siempre como si nunca tuvieran cui– clado alguno de las necesidades sociales". La misma Iglesia no quiere que se le tilde ele eso. Y está desmon– tando muchas de sus estrncturas para que sea ele ver– dad la Iglesia ele los pobres. 194
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