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parados - separados, frecuentemente, por su falta de fe en la Eucaristía - han vuelto a la fe del Evangelio. Hay comunidades enteras de protestantes que han retomado a la fe en la Eucaristía, que tienen reservada en sus capillas, que comulgan en las reuniones ecumé– nicas, que comprenden que no se puede mutilar, así como así, el Evangelio. Los judíos no tenían razón; las cosas eran como sonaban, aunque sonasen duramente a los oídos carnales. Sabemos cómo es el comer y el beber a Cristo en la Eucaristía. Sabemos que no es canibalismo, sino comunión. Sabemos porque creemos. Cristo lanza una promesa, un reto y una pregunta. La respuesta la da el Evangelio del próximo domingo. 100 168