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DOMINGO DIECIOCHO HAMBRE DE DIOS LECTURAS: EXODO 16, 2-4, 12-15 EFESIOS, 4, 17; 20-24 JUAN, 6, 24-35 La intención de Cristo al hacer el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, se ve clara con sólo leer el capítulo sexto del Evangelio según S. Juan. Era como el trampolín para hablar, a aquellas gentes tan apegadas -como todas y como siempre– a lo terreno, de otro pan sobrenatural. En el escenario histórico supuso saltar de una orilla a otra del mar de Galilea. En la liturgia, ocho días de distancia: del do– mingo diecisiete al dieciocho. La muchedumbre, todavía con el sabor del pan milagroso en sus cuerpos, salió a la playa de Cafamaún para aclamarle. Jesús va directo al asunto: "Os lo ase– guro, me buscais, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento qne per– dura, dando vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre". Sabernos quién es ese hijo del Hombre y sabemos euál es el pan que nos ha preparado. El mismo Jesús dijo: "Yo soy el pan ele vida". El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí, no pasará nunca sed". 160

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