BCCCAP00000000000000000000543
ricach6n que decía, después de misa: "A mí me gusta– ría ser pobre para que otros pudieran poner en prácti– ca aquel pasaje que dice: "Anda, vende cuanto tienes y dalo a los pobres". Pero tienen razón los seglares al exigir especial– mente pobreza a los sacerdotes. Dejando a un lado la discutida cuesti6n de la paga de los curas - aunque ni el más humilde peón cambiaría su nómina por la tan cacareada paga de los curas, ¡y no todos!- vayamos al fondo de la cuestión. El Evangelio de hoy nos da la pista. El sacerdote debe ser pobre porque es el apóstol, el representante particular, oficial, de Cristo pobre. Por eso le obliga más la pobreza. Quiero transcribir aquí una opinión autorizada: "Creo que el problema de la pobreza sacerdotal es mucho más cuestión de mentalidad y radica en la con– vicción de que ser sacerdote es ser "hombre-del-Evan– gelio-para-los-demás", con todas sus consecuencias de entrega absoluta, de servicio, de disponibilidad. Es imposible esa exigida y exigible disponibilidad total y la riqueza. La disponibilidad exige y provoca la pobre– za evangélica. El sacerdote no puede ser nunca un ''instalado" y todos los medios materiales que posea deben estar totalmente al servicio de su misión evan– gélica, con un desprendimiento total. Creo que lo demás (tenga esto o lo otro) es bastante accesorio". Y el Evangelio tiene una segunda parte. Aquellos a quienes sirve son los que están en la obligación de sustentarles. De lo contrario, caerá sobre ellos el polvo de la ira de Dios. 151
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz