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la hemorragia sigue sin que la ciencia sea capaz de cortarla. Esta mujer que busca la salud es la imagen de la Humanidad doliente, que dice: "Lo que importa es que haya salud. Solo se sabe lo que vale cuando se pierde. Habiendo salud...". El dinero y el amor es la añadidura. Estas dos figuras evangélicas y típicas se encon– traron en la playa de Cafarnaún. Uno para gritarle a Cristo: "Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella para que se cure y viva". La otra para tirar de El y retenerle: "Le tocó el manto pensando que con solo tocarle el vestido curaría". ¿Ridículo? ~Asistimos a algo así como a una samba mágica? No. Asistimos a un milagro: "Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado". A pesar del dolor y la prisa del padre, Jesús, no– tando que había salido fuerza de El, se volvió en– seguida, en medio ele la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?". Los discípulos -eran ios que estaban más cerca - , con esa sonrisa irónica y su– ficiente del "sabio" que no cree en los milagros, o del carterista que dice "a mí, que me registren", le contes– taron: "Ves como te apretuja la gente y preguntas, ¿,quién me ha tocado?". El seguía mirando, hasta que sus ojos se encontraron con los de la mujer. El Evan– gelio dice: "La mujer se acercó asustada y temblorosa al comprender lo que había pasado. Se le echó a los pies y le confesó todo. El, dijo: "Hija, tu fe te ha curado. \Tete en paz y con salud". Todo este pasaje de la hemorroisa, por razón de 144
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