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DOMINGO TRECE AYER COMO HOY... LECTURAS: SABIDURIA 1,13-15; 2,23-25 CORINTIOS 8, 7-9, 13-15 MARCOS 5, 21-43 ¿Quién no ha conocido dramas como los presen– tados por el Evangelio de hoy? Un padre que ve cómo su única hija, un rubio tesoro de doce años, estaba agonizando delante de sus ojos. No le quedan palabras en su boca, ni lágrimas en sus ojos, ni en todo su cuerpo energía para hacer otra vida como aquella. Si acaso un poco de fuerza para coger la mano de la esposa y com– partir así el dolor de perder la hija como compartieron la alegría de encontrarla. ¡Sí! Queda algo, esa semilla de esperanza enterrada en lo más hondo del barro dolorido y el rumor de que el Nazareno ha desembarcado en la playa de Cafar– naún. ¿,Qué le importa a Jairo su dignidad de jefe y lo que le puedan decir? Corre para que venga a hacer el milagro. Este es el resumen de la primera parte del Evangelio de hoy. Podríamos enmarcarlo perfectamen– te dentro del cuadro trepidante de nuestro vivir. i Porque casos como este! ... Y como el otro. La mujer enferma que ha gastado en médicos toda su hacienda. No le queda ni un cen– tavo. No debiera quedarle ya sangre en su cuerpo. Pero 143

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