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que frecuentemente están fuera de la ley. ¡Ojalá le imitasen! Porque no cabe duda que la juventud, que siem– pre será "la primavera de la vida", tiene que aprender mucho de San Juan. Buscar lo natural y la naturaleza para encontrar ese mundo interior que existe dentro de nosotros. Sin necesidad de estimulantes más o me– nos "heroicos", serían, entonces, transportados por medio de la meditación a otro mundo más fuerte y más grande. Resultaría interesante que la juventud, en vez de lanzarse, como sucede a veces, a una acción incontrolada, pensase en cuál es su misión y su camino en este mundo actual. No cabe eluda que el porvenir es de los jóvenes, es ley de vida, pero también es cier– to que recogerán lo que siembren. La juventud es el fundamento de la vida de cada cual. Y esas vidas uni– das hacen la sociedad. Pero estos fundamentos hay que echarlos con un gran trabajo y una gran humildad. En cualquier edificio se admira la fachacha y los pisos que se yerguen orgullosos, pero nadie piensa en los cimientos enterrados. Y sin ellos ... Los hombres que hoy llevan el timón ele la sociedad, que triunfan, han tenido que trabajar y sufrir mucho en la juventud. No cabe eluda que en muchos jóvenes ele hoy exis– ten unas cualidades excepcionales, que podernos que– dar tranquilos dándoles el relevo a su tiempo. Pero no sé qué se puede esperar de esa otra juvenh1d que a veces hace tanto ruido, que alborota a tiempo y des– tiempo, que no estudia, que no trabaja, que quiere únicamente gozar y gozar. .. La misma que cuando la 12
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