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DOMINGO ONCE GRANDEZA DE LO PEQUEÑO LECTURAS: EZEQUIEL 17, 22-24 2.• CORINTIOS, 5. 6-10 MARCOS 4, 26-34 Actualmente estamos pasando el sarampión del gigantismo. Alimentos para crecer, edificios cada vez más altos, ciudades monstruosamente grandes, mayo– res velocidades, récords de marcas y altura hasta en el espacio. Hoy se admira sobre todo, lo grandioso, lo gigantesco. El triunfalismo que se ataca en lo religioso se ha apoderado de lo temporal. Por ello será bueno meditar despacio, como de– .gustando un manjar exquisito, estas dos parábolas de Cristo del Evangelio de hoy: Cristo habla de su Reino. Lo que más ama en el mundo. Aquello que está en el mundo y no es del mundo, porque es divino .. Aquello por lo que El va a dar toda su sangre. Aquello que es para los hombres. ¿Y qué es el Reino de Dios? Definir– lo sería tanto como definir a Dios. Por ello utiliza dos parábolas. La la de la semilla y la del grano de mostaza. Dos semillas diminutas, insignificantes, que se tiran a tierra y se dejan a su propio destino. Pero en sí tienen una fuerza maravillosa. Una fuerza vital que les hace surgir, vivir, crecer, desarrollarse y causar admiración. Dos parábolas -dos metáforas- para hacemos com– prender la fuerza del Reino de Dios. 137

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