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mundo "haciendo el bien", como Cristo, que "recorrió toda GaJ;lea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios". Y ya que andamos a vueltas con el de– monio -aunque no sea un juguete-, el sacerdote expulsa hoy al demonio cuando administra los sacra– mentos, especialmente el de la penitencia, perdonando los pecados, misión particularmente sacerdotal. Leyen– do el capítulo octavo del Evangelio según San Juan, nos daremos cuenta de la íntima relación que existe entre demonio y pecado. - La misión sacerdotal hay que considerarla bajo ese prisma que Cristo ha marcado para aquellos que ha elegido y que la Iglesia ordena. Lo demás son ador– nos más o menos oportunos a esa columna vertebral, de lo que es y será siempre la misión específica del sacerdote. No le falta razón al "Pueblo de Dios" cuan– do no quiere ver a sus sacerdotes dedicados o mezcla– dos en otros menesteres. El Evangelio de hoy es motivo de reflexión para todos. 119