BCCCAP00000000000000000000543

"Mysterium fidei" y lo volvió a recordar, relacionán– dolo ya directamente con la fe, en el Credo del Pueblo de Dios, cuando escribió: "Y sigue presente - Jesucris– to- después del sacrificio, en el Santísimo Sacramento que está en el tabernáculo, corazón viviente de cada una de nuestras iglesias. Es para nosotros un dulcísimo deber honrar y adorar en la santa hostia que ven nues– tros ojos al Verbo encamado, a quien no pueden ver y que, sin abandonar el cielo, se ha hecho presente ante nosotros". No necesitamos recurrir a todos esos testimonios. Nos basta con escuchar el Evangelio de hoy, donde se nos relata, de una manera sencilla, la institución de la Eucaristía. Uno no comprende cómo se pueden retor– cer textos tan claros. O creemos o no creemos en Jesucristo. En caso afirmativo,, sabiendo que es Dios, que tiene poder de realizar el milagro, que es suficien– temc:lte sincero para no engafiar a los hombres, no podcnos dejar de creer. De lo contrario, no podemos creer en ningún testimonio. Pues es difícil que encon– tremos nada tan claro. Pero no faltan cerebros laberínticos que gozan en hacer difícil lo fácil y en retorcer lo evidente. Es mucho más curioso inventar cualquier teoría sin fundamento, que creer en esas palabras asombrosas que los sacerdo– tes repiten cada día en la misa. Y mucho más fácil, también, creer en lo que la Iglesia siempre ha creído y enseñado a los fieles. Pero ahora, cuando todo está en crisis, no podían menos de llegar las oleadas de esas crisis hasta el sagrario. El Papa nos recuerda que 100

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz