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dece. Medita brevemente. Hay terciopelcf de ~mo– ci6n en su voz al contestar; ....:... Pero yo creo que fa' condenaci6n del rebel– de rompe los lazos que a él te ataban. Quedas ·.de •nuevo libre para amar a otro hombre, para vivir otra vida al ·sol y al viento de fa libertad. Por toda respuesta, la princesa Catalina Ja– gello se quit6 su anillo de bodas- y se lo mostr6: - Lea, Majestad. Sobre el oro redondo estaba grabada en latín esta breve frase: "Mors sola" (S6lo la muerte). El rey adoptó un gesto duro. Pens6 que quizá fuese mejor que la princesa también permanecie– se encerrada. Así podría dominar más fácilmente a Finlandia. Y orden6 que la encarcelasen. Mientras los dos esposos se fundieron en el abrazo del encuentro se cerr6 para siempre la puerta de la prisi6n. Jamás volvieron a ver el sol. Jamás galoparon 35