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lf o sé si se llamaba Lucera o Estrella. Pero ~V sé que era muy curiosa. No es raro, porqu~ tenía un año de edad. · Lo cual, para una oveja, es una edad juvenil. Ya no le gustaba que la echasen con las corderas y las ovejas madres no la querían en su grupo. Pues, además de su extrema juventud, era enor– memente curiosa y saltarina. No tenía la solemnidad de las ovejas cuando van en los rebaños. Mirando siempre hacia el suelo, balando acompasada y monótonamente. Ella quería ser libre, mirar hacia arriba. Sa– lirse del camino. Y aquella noche, ella nerviosa e inquieta, es– taba aún desvelada, cuando oyó un rebullicio muy raro entre sus amos los pastores. Miró entre las rendijas del redil y les vio arrodillados y arrobados, mirando al cielo. 25