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-Pero, ¿qué es eso que llevas en tu saco de mendigo? -Son corazones -Sí, sí, están rojos, palpitantes, encendidos ... ¿Tú, quién eres? ¿Cómo te llamas tú? - Ya sabes mi nombre. Tu madre te lo ha enseñado a pronunciar muchas veces. Yo soy el Niño Jesús. ¡Antonio, dame tu corazón! Una historia que tiene aroma de leyenda. Una historia que se hace realidad en la Navidad, cuando la Liturgia que nos prepara para vivir esas fiestas cristianamente, nos recuer– da que Dios se hace Niño para pedirnos una limosna de amor. ¿Quién puede negar amor a un niño? En la Navidad a los niños se les regala has– ta los caprichos. Los padres se hacen reyes para que a sus hijitos no les falte nada. - Dios se hace Niño precisamente para que nosotros nos enamoremos de esa infinitud en mi– núscula. ¡Nos asustan tantas cosas grandes de 154