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Fray Francisco, mirándoles con pena, les preguntó: - ¿Por qué sois crueles con el cuervo? Ellos callaban avergonzados. Y el Poverello continuó: - Hoy, durante todo el día estuve pensando en él al no verle pasar como otras veces sobre los campos alabando al Señor. Y me pareció tener un presentimiento ... Dadme el cuervo. Los niños se lo dieron. Tomándole él en sus manos le soltó la cuerda, lo acarició largamente y le sermoneaba cariñoso: -Pobre hermanito mío, incauto y bueno. ¿Por qué te dejaste coger de los hombres astutos y malos? Tienes que aprender, de una vez para siempre, a distinguir la luz del sol y la luz de los hombres, que es pobre luz de antorchas que luego se convierten en cenizas ... Ahora vete a volar. El cuervo, como si le hubiese entendido, dijo que no con la cabeza y se apretó más contra Fran– cisco. Fray Francisco lo lanzó al aire, pero el pá- 106

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