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E 1 vuervo volaba planeando sobre la vega de Asís. La sombra oscura de su cuerpo negro se perfilaba en los sembrados ver- des, en las tierras rojizas, en el cristal de los rega– tos, el cuervo buscaba carroña, y graznaba: - Croás. . . croás. .. croás ... El valle de Asís se estremecía. Y los siervos, sin levantar los ojos de la gleba, murmuraban: "Ya está ahí el cuervo. Algo podrido ha olido". Para los niños era una delicia el ver el ave negra. Sabían, casi exactamente, la hora de su llegada y los lugares que iba a volar. Y le acecha– ban con piedras preparadas en sus ondas para ver si podían herirle. Pero el astuto animal los miraba un instante con sus ojos oblicuos y dejaba oír su alarido: - Croás. . . croás . .. I croas ... Descendía del monte todas las mañanas y 103

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