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La formación permanente 449 clima socio-cultural y religioso de hoy y del futuro, providencialmente al– terado por una turbulencia ideológica que hace que la realidad se presente más compleja, fragmentaria, plural y relativa. Si del problema educativo depende el futuro del hombre, no basta solo confiar en soluciones operati– vas sectoriales, por renovadas que se presenten. Habrá que dar sentido y concretez a la dimensión pennanente de toda fonnación, replanteando con audacia muchas cosas. Proponer algunas cuestiones, en un intento de acer– camiento metodológico al problema de fondo de la formación permanente hoy, quiere ser el objetivo de las reflexiones siguientes. l. HACIA UNA IDENTIDAD RADICAL Y GL0BALIZANTE DE LA F0RMAOÓN El tema educativo concentra esfuerzos ingentes, a nivel de reflexión y de y sigue dando pie a una abundantísima y variada literatura. Tan abundante y variada - e incluso contrastante - que acaso no sea de– masiado hiperbólica esta frase de un insigne pedagogo: «Se puede decir que se habla de educación sin saber exactamente lo que es» 2 • Una cosa, con todo, es incuestionable: cualquier teoría o hipótesis sobre el concepto y la práctica de la formación tiene inevitablemente, como soporte y punto de partida, una determinada antropología, es decir, una idea peculiar sobre la identidad del hombre, destinatario y sujeto de todo proyecto educativo. (Diré de una vez por todas que, por motivos prácticos y dada la perspectiva y finalidad de estas reflexiones, me per– mito hacer 1..,a,.11c;;aui.c;;:,, sin mayores ""'""'~e términos como hombre, indi– viduo, persona e incluso personalidad). Aunque la realidad-hombre es sumamente compleja, y esto origina diversas visiones antropológico-educativas, creo que no es difícil indivi– duar una plataforma común que permita descubrir, con carácter radical y globalizante, lo que el hombre es y lo que significa, ante todo, la tarea edu– cativa. Abreviando mucho, estas son, a mi juicio, las características funda– mentales de esa «plataforma común»: el hombre es una unidad psicosomá– tica, esencialmente dinámica y evolutiva, abierta a un proceso continuo de au– torrealización responsable. Agrego aquí que en el concepto de autorrealiza– ción responsable entran en juego tres factores básicos: la libertad, la vo– luntad de sentido y la dimensión social y socializadora (o comunitaria) de la persona. 2 FLORES D'ARCAJS, Educación, en «Diccionario de Ciencias de la Educa– ción», dirigido por Giuseppe FLORES D'ARCAJs. Adaptó la edición española Isabel GUTIÉRREZ ZULOAGA, Madrid 1990, p. 577.

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