BCCCAP00000000000000000000540
La formación permanente 475 supone de lentitud mental para sintonizar con ciertos signos de los tiem– pos, cada vez más patentes en la cultura contemporánea, resulta sorpren– dente que se mantengan ciertos esquemas que no concuerdan con las pre– misas aceptadas ya sobre las características del dinamismo y desarrollo del binomio vocación-carisma. Por fortuna, no pocos modos de expresarse - incluso el magisterio - a propósito de la formación permanente como una fase (una de «las cinco fases») dentro del arco total de la vida del religioso, pueden ser aplicados a las restantes etapas de esa vida. (Lo que no subsana la deficiente, limitada identidad de la formación permanente a que acabo de aludir) 37 • «La for– mación continua está motivada primero por la iniciativa de Dios que llama a cada uno de los suyos en todos los momentos y en circunstancias nue– vas... La formación permanente exige prestar una atención particular a los signos del Espíritu en nuestro tiempo y dejarse sensibilizar por ellos para poder darles una respuesta adecuada. «Seguir a Cristo» significa ponerse siempre en marcha, evitar la esclerotización y el anquilosamiento, para ser capaz de dar un testimonio vivo y verdadero del Reino de Dios en este mundo... » 38 • - Tratando de la formación de la persona consagrada, se destaca ha– bitualmente la ayuda al desarrollo en la perspectiva de la dimensión espiri– tual, cristiana, religiosa. Lo que es obvio, dado el carácter relevante de esa vertiente. Sólo una «radicalidad medularmente evangélica», que haga de la vida una auténtica experiencia del Espíritu, puede justificar la opción del consagrado. Se explica, pues, que, aun equilibrando bien todos los ele– mentos que entran en juego en la maduración del religioso, se dé la priori– dad a la ayuda formativa en orden a hacer crecer el núcleo central de su vida: la «consagración al Señor». En este contexto quisiera añadir dos constataciones. En primer lugar, el hecho de los márgenes reducidos que no pocas veces se dedican a diver– sos aspectos humanos importantes de la personalidad del consagrado, e incluso a la fundamentación y especialización religiosa desde el punto de vista doctrinal y profesional, en sintonía con los niveles teológicos y cultu- 37 Cfr. SAGRADA CoNGREGACIÓN PARA LOS RELIGIOSOS E INSTITUTOS SECULA– RES, Elementos esenciales de la doctrina de la Iglesia sobre la vida religiosa..., l. c., n. 44 SS. 38 CoNGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CoNSAGRADA Y LAS SOCIE– DADES DE VIDA APosTOLICA, Orientaciones sobre la formación en los institutos religio– sos, l. c., n. 67.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz