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La formación permanente 469 siendo un potencial, una posibilidad llamada a crecer y desarrollarse sin solución de continuidad, análogamente al núcleo germinal del yo, que va estructurando con su propio dinamismo evolutivo la persona. Toda voca– ción, por esto mismo, es un misterio y comporta una dinámica de creci– miento compleja, en la que deben integrarse constantemente la acción de Dios (horizonte de la teología) y la correspondencia del hombre (hori– zonte de las ciencias humanas: mediaciones antropológicas, sociales y psi– copedagógicas). En términos analógicos pero bien significativos, se ha dicho que «no se puede reducir la vocación al momento inicial de la lla– mada divina y mucho menos a la simple respuesta del hombre. La vocación es el estado o situación resultante del diálogo entre Dios y el hombre. Como la vida matrimonial no se reduce a la primera declaración de amor, ni al tiempo del noviazgo (y me permito añadir: ni siquiera al importante «sí» del momento sacramental), así la vocación es una historia de amor, que debe durar la vida entera» 27 • Durar y desarrollarse, al ritmo de la madura– ción diferenciada de cada sujeto, por elemental exigencia de su mismo ser dinámico-evolutivo y siempre perfectible. En la búsqueda de una identidad «completa» de la vocación del con– sagrado, la referencia a esta vertiente del personalismo dinámico y funcio– nal, que la gracia de la llamada de Dios fecunda, encanala e informa, no sólo colma un semivacío importante sino que abre perspectivas muy pro– metedoras para poner al día muchos métodos de discernimiento y promo– ción vocacional, incluso en el área de la común vocación cristiana. Una puesta al día que pedirá gran lucidez, sobre todo para respetar el proyec– to de Dios y la libertad del hombre, sin comprometer, con manipulaciones y/o angelismos más o menos sutiles, el «devenir humano-religioso» de la vocación. 21 Luis GoNzALEZ QUEVEDO, Vocación, en «Diccionario teológico de la vida consagrada», Madrid 1989, p. 1825 s., 1849 ss.; Francisco IGLESIAS, La formazione pennanente nel proceso educativo del frate cappuccino, l. c., p. 70 ss.; Argimiro TU– RRADO, Teología, antropología y consejos evangélicos. Organización humana. Reinter– pretación evangélica, Madrid 1975, p. 181 ss.; Lucio Maria PINKUS, Autorealizzazione e . disattamento nella vita religiosa, Roma 1991, p. 13 ss.; Aquilino Bocos MERINO, La formación para la vida religiosa, en «Confer» 11 (1972) 205-236, Serafino PAVAN, Aspetti pedagogico-pastorali della vocazione religiosa, en AA.W., La vocazione reli– giosa (simposio), Pontificia Universita Antoniana, Roma 1971, p. 64 ss.; Luigi M. RULLA, - Franco IMODA, - Joyce RIDICK, Antropología della vocazione cristiana, II: Confenne esistenzial~ Casale Monferrato 1986, p. 9 s., 12, 92, 119 s. 130 ss.

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