BCCCAP00000000000000000000540
468 Francisco Iglesias deberían derivarse en el terreno de la teología de la vocación y de la for– mación permanente - en su sentido radical y globalizante - del consa– grado en cuanto tal. No es difícil imaginarse que una celada timidez cohíba abordar ciertos temas, por delicados que sean, del dinamismo antropológi– co-sobrenatural, en el que entran misteriosamente en juego la gratuidad de Dios y la libertad del hombre. En todo caso, son bastante significativos dos textos del magisterio - si no me equivoco, los únicos así de explícitos - cabalmente hablando del empeño formativo de los religiosos: «La formación religiosa promueve el desarrollo de la vida de consagración al Señor, desde las primeras etapas en que una persona empieza a interesarse seriamente por ella, hasta su consumación final, cuando el religioso encuentra definitivamente al Señor en la muerte. El religioso vive una forma particular de vida; y la vida misma está en permanente proceso de desarrollo. No se mantiene estable. Tam– poco el religioso es llamado y consagrado de una vez para siempre. La vo– cación de Dios y la consagración por El continúan a lo largo de la vida, ca– paces de crecimiento y ahondamiento, en formas que van más allá de nuestro entender» 25 • La respuesta del religioso a la vocación o llamada de Dios «no es ante todo de orden intelectual sino más bien de orden vital. La llamada y la acción de Dios, como su amor, son siempre nuevos; las si– tuaciones históricas no se repiten jamás. El llamado está pues continua– mente invitado a dar una respuesta atenta, nueva y responsable. Su camino recordará el del Pueblo de Dios en Exodo, y también la lenta evolución de los discípulos, «tardos para creer»... 26 En contraste con la idea tradicional sobre la vocación, entendida como un don acabado y perfecto, concedido y asumido definitivamente una vez por todas, la teología de hoy va comprendiéndola cada vez más como búsqueda continua y creadora, como pregunta responsable ince– sante, como maduración progresiva, como reconstrucción interior diaria. En suma, no se trata de algo prefabricado al completo por Dios y regalado en un momento a una determinada persona, sino de algo que comienza 25 SAGRADA CoNGREGACIÓN PARA LOS RELIGIOSOS E INSTITIITOS SECULARES, Elementos esenciales de la doctrina de la Iglesia sobre la vida religiosa, aplicados a los institutos dedicados a las obras de apostolado, 31 de mayo de 1983, n. 44; cfr. M. DE– LABROYE, La vocazione, l. c., p. 168 SS. 26 CoNGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CoNSAGRADA Y LAS SOCIE– DADES DE VIDA APOSTÓLICA, Orientaciones sobre la fonnación en los institutos religio– sos, 2 de febrero de 1990, n. 29.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz