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464 Francisco Iglesias hombres que viven, paradójicamente, según los cánones de una ética de fruición, de empacho y comodidad y, al mismo tiempo, encarnan una cul– tura de la desgana, de la frustración, del desfonde y del desencanto. Una formación permanente adecuada está llamada a ofrecer al hombre de la postmodernidad por lo menos estas dos cosas: capacidad para el diálogo con el pluralismo o, mejor dicho, con el fragmento, y para superar, con un sentido de la vida, la decepción existencial. Con referencia a este último detalle, que es el que, aquí y ahora, me interesa subrayar, valga la siguiente frase del famoso fundador de la logo– terapia: «Vivimos en una época de creciente difusión del complejo de va– cuidad. En esta época, la educación ha de tender no sólo a transmitir co– nocimientos, sino también a afinar la conciencia, de modo que el hombre preste atento oído para percibir el requerimiento inherente a cada situa– ción. En unos tiempos en que los diez mandamientos han perdido, al pare– cer, su vigencia para tantas personas, el hombre tiene que estar capacitado para percibir los diez mil mandamientos encerrados en diez mil situacio– nes, con las que le confronta su vida. Y esto no sólo hace que la vida le pa– rezca de nuevo plena de sentido, sino que él mismo se inmuniza contra el conformismo y el totalitarismo, estas dos secuelas del vacío existencial... De una u otra manera, la educación es hoy más que nunca una educación para la responsabilidad. Y ser responsable significa ser selectivo, ir eli– giendo. Vivimos en el seno de una «affluent society», estamos sobresatura– dos de incentivos a través de los «mass media»... (Una tal sociedad) no de– bería dejar insatisfechas ninguna de las necesidades que Maslow ha califi– cado de fundamentales. A esto cabalmente se debe que exista tal vacío, a que la sociedad de la opulencia sólo satisface necesidades, pero no la vo– luntad de sentido... Si no queremos quedar sepultados bajo esta ola de in– centivos, si no queremos hundirnos en una total promiscuidad, entonces tenemos que aprender a distinguir entre lo que es esencial y lo que no lo es, entre lo que tiene sentido y no lo tiene, entre lo que es y lo que no es responsable» 23 . Escrutar a fondo los signos de la propia época no puede (Cuadernos Fe y Secularidad - 2), Santander 1988, p. 14, 4, 9, 23, 31 etc.; cfr. ID, Postmodemidad y cristianismo. El desafio del fragmento, (Presencia teológica - 50), Santander 1988; Luis GoNzAl..Ez-CARVAJAL SANTABÁRBARA, Ideas y creencias del hombre actua~ (Presencia social - 2), Santander 1991, p. 153 ss. 23 Viktor E. FRANKL, Ante el vacío existencial. Hacia una humanización de la psicoterapia, (Biblioteca de Psicología - 54), Barcelona 1987, p. 32. 35; cfr. ID., La vo-

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