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En lo cruz hoy un hombre no un fantasma. tengo uno prueba radical: ¡La sed! La sed y su lamento. Ya sé por qué te quejas, Dios humano; para que sepa yo, y sepamos todos, que no eres Dios indiferente, lejos, y ajeno al peso triste de la historio ... 11 Miles de bocas hoy gritan lo mismo: Cristo, «tenemos sed». No hay pozos en Somalía ni en Asmara, y el hambre viajera llega a Karem, a Asoum, a Makelé, a Kobo, a Batí... A tanta desolada geografía habitada por hombres que son sombras, por mujeres y niños que en la noche mueren sobre sí mismos... Y el desierto contesta con un viento de arena quemadora. Y se mueren de sed. Tú no, Jesús. Dijiste: «¡Tengo sed!» y, compasivamente, una esponja empapada en agua y vino a tu boca aplicaron ... ¡Y bebiste! Y tu mirada de agradecimiento premió al soldado ... Tú lo habías dicho: -«Aquel que diere un vaso de agua fresco a un pobre, a un peregrino, tendrá mi recompensa. ¡Es mi evangelio! 167