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PRESENTACION Nunca el poeta concibe el poema en su totali– dad, de una sola vez. Percibe una llamada, un pen– samiento, nace un verso y de él va evolucionando el poema. Como del trigo la espiga. Anda por medio el latido del corazón, la intuición profunda, la mirada limpia, la pausada contemplación, el diálogo con el universo... Después, acaso, los poemas se agrupan en un libro, como bandada de pájaros en la rama de un árbol. O vuelan uno a uno. El poeta los dispersa: «... Versos, versos que multiformes vuelan; que se van sin regreso, hijos del libro. Pájaros son con plumas de palabras. El poeta León Felipe despedía a sus versos: «Hijos de mi corazón, que os vais ahora solos y a la aventura por el mundo, ¡que Dios os bendiga!». Entra en este libro, «En la escuela del día»... En el camino, en la luz, en el reposo, en el espacio, mirando al cielo o al mar encontrarás a todos los seres como compañeros de clase. Ellos me enseña– ron .lo que yo canto en estos poemas. ¡Que Dios los lleve de corazón a corazón! F.M. 7

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